Las ovejitas, encantadoras madres de crías huérfanas de los rinocerontes
Niñeras, segundas mamás, compañeras, amigas, casi hermanas… Todo eso y mucho más son las ovejas para los pequeños rinocerontes cuyos padres son víctimas de la caza indiscriminada. Porque, en efecto, estas son las consecuencias de la imparable caza de estos animales, protegidos por las leyes, pero no siempre en la práctica.
Como salidas de un cuento de hadas que con su varita encuentran soluciones mágicas a las situaciones más difíciles. En este caso, se trata de un caso que pudiera parecer perdido, qué duda cabe. De hecho, la escalada de la caza clandestina bate récords cada año y no deja de sumar muertes de rinocerontes adultos, cazados por sus cuernos, así como de sus crías, que quedan desamparadas y acaban muriendo por no tener a su madre, la vida también ofrece segundas oportunidades.
Pero no todo es negro, y es una sabia Naturaleza la que abre sus brazos a estos pequeños huérfanos para ofrecerles refugio, ese calor que tanto necesitan. Entonces es cuando se produce la magia, porque no precisan cualquier compañía, pues de no ser la adecuada el estrés puede ser insuperable. Es así como mueren cientos de crías, excepto si cuentan con un milagroso compañero: las ovejas, acompañantes ideales que pastan con ellos, dormitan sobre la hierba. Son , en fin, un sustituto de sus madres tan eficaz como encantador.
De no ser por su providencial compañía, en los refugios sudafricanos donde se cuenta con estos rumiantes, la muerte de las crías sobrevendría por su fragilidad pues, aunque parezcan animales fuertes, son inermes ante el estrés, y necesitan su compañía para salir adelante.
En definitiva, por lo tanto, la compañía de las ovejas ha sido una solución para evitar las muertes. Tras descartarse la compañía humana o la de perros, ambas un rotundo fracaso frente al gran éxito obtenido con estos rumiantes, acompañantes ideales que pastan con ellos, dormitan sobre la hierba…
Recordemos que los rinocerontes son uno de los animales más amenazados y, si la tendencia no se invierte, en breve acabarán extinguiéndose. Su caza responde a la voraz demanda de sus cuernos por parte del mercado asiático, especialmente en China, donde se considera que tienen poderes curativos. En 2013, sólo en Sudáfrica se acabó con la vida de un millar de rinocerontes, a lo que se suma el consiguiente problema de las crías que, sin embargo, también cuentan con grandes aliados como estos santuarios con ideas tan exitosas como imaginativas y enternecedoras. Sin duda, todo un ejemplo de solidaridad entre especies y, cómo no, una gran prueba de la importancia de dar y recibir amor para los animales, además de reflejarse en el hermoso acto de intentar salvarlos.